Cada vez es más común hacerse o escuchar de alguien que se ha hecho un tratamiento de medicina estética. Las opciones son varias y las dudas que surgen son más aún: ¿en qué se diferencia con la cirugía estética?, ¿para qué se usa el ácido hialurónico y el bótox?, ¿sirve solo para después de los 40? Los médicos esteticistas Daniel Muhlethaler, Adriana Baracco y Magalí Chaparro responden a El País estas preguntas y hablan sobre su experiencia en sus clínicas.
Hialurónico y bótox.
La medicina estética comprende tratamientos no quirúrgicos de tipo capilar, facial y corporal. Para Muhlethaler, es importante diferenciarla de otras áreas vinculadas a la belleza: no es lo mismo que lo que hace un cosmetólogo o un peluquero y tampoco se corresponde con el trabajo de un cirujano.
Uno de los tratamientos que el doctor más realiza en su consultorio es el modelado de labios: “Alrededor de la mitad de las consultas son para mejorar la definición del labio, que se llama perfilado, o para darle volumen, que se llama proyección”. Según dijo, lo realiza colocando ácido hialurónico y el efecto dura entre nueve meses y un año.
Chaparro también trabaja con ácido hialurónico. “Es una sustancia que se encuentra de forma natural en nuestro cuerpo y cuando es bien manipulado no causa ningún tipo de complicación”, aseguró.
Uno de los procedimientos en los que más lo aplica es la rinomodelación, que sirve para personas que tienen la nariz caída o aguileña o con el tabique nasal visible. “Mediante la técnica cuatro puntos se ponen cuatro puntos de ácido hialurónico para levantar la punta de la nariz y ocultar el tabique, simulando el resultado de una rinoplastia sin llegar a una cirugía”, indicó.
Por su parte, Baracco coincide en que la rinomodelación es un tratamiento muy consultado, y además dijo que utiliza el ácido hialurónico para rejuvenecer la piel: “Mejora la hidratación, el aspecto y la luminosidad”, afirmó.
A su vez, esta sustancia sirve para el rejuvenecimiento facial y para “rellenar pequeños defectos” como surcos nasogenianos, ojeras, surcos nasobucales y arrugas del cuello o del entrecejo.
Según Muhlethaler, el bótox o toxina botulínica es el otro “gran elemento” de la medicina estética y el área de mayor acción es el tercio superior de la cara. Esto incluye arrugas perioculares o patas de gallo, la zona del entrecejo y la frente.
Baracco explicó que esta toxina actúa “impidiendo que el músculo se contraiga” y así logra “atenuar las arrugas o líneas de expresión”. Si bien el ácido hialurónico se utiliza sobre todo para dar volumen, ella a veces lo aplica para rellenar la profundidad de las arrugas en pacientes que no les gusta el efecto de la toxina botulínica. En cuanto a la duración, mencionó: “El bótox cada tres o cuatro meses hay que hacerlo y el hialurónico depende del paciente, entre seis meses y un año”.
Ambas sustancias pueden combinarse en tratamientos de armonización facial con el objetivo de “resaltar los rasgos del paciente, ocultar las líneas de expresión más profundas y armonizar el rostro en general”, mencionó Chaparro.
Y agregó que “la idea no es cambiarle la cara a la persona, sino dar un rejuvenecimiento sin modificar la forma”. En general, incluye bótox, rinomodelación, relleno de surcos nasogenianos y, en ocasiones, perfilamiento mandibular.
Más tratamientos.
Otro procedimiento muy solicitado es el reposicionamiento de tejidos faciales flácidos con hilos tensores. “Se colocan con anestesia local en el tejido celular subcutáneo, entre la piel y el músculo”, explicó Muhlethaler. Están formados por una molécula que al reabsorberse estimula la producción de colágeno, por lo que a medida que pasa el tiempo disminuye el efecto de los hilos, pero mejora la calidad de la piel.
Según Baracco, los hilos tensores “mejoran el óvalo de la cara y la papada sin necesidad de anestesia general ni de invalidez, prácticamente no quedan hematomas y la persona puede retomar sus actividades más o menos a las 48 horas”. A su vez, indicó que la duración del efecto es de aproximadamente un año.
Asimismo, la doctora mencionó algunas de las técnicas que utiliza para rejuvenecer la piel, como la mesoterapia y el peeling. “Los tratamientos de la piel tienen efecto acumulativo, entonces si está muy deshidratada y envejecida tenemos que hacer por lo menos ocho o 10 sesiones”, sostuvo.
Tanto ella como Chaparro comentaron sobre el plasma rico en plaquetas, una terapia regeneradora que estimula los factores de crecimiento. “Se extrae de la sangre del propio paciente, así que no causa reacciones alérgicas ni efectos adversos”, subrayó Chaparro. Se utiliza en personas con alopecia, que es la pérdida anormal del cabello, y también en quienes están empezando a perder el pelo y quieren evitar llegar a eso. Además, sirve para “cerrar los poros de la piel de la cara, del cuello y las manos, dar luminosidad y estimular la producción de colágeno y elastina”.
Chaparro afirmó que otro de los más pedidos es la MELA, que significa mini extracción lipídica ambulatoria, y sirve para ablandar el tejido adiposo y eliminarlo con micro cánulas. Se realiza principalmente en abdomen, brazos, espalda, flancos, entrepiernas y pantalón de montar, con anestesia local.
“El paciente se puede reintegrar de forma inmediata a las actividades”, aseguró la doctora. No obstante, agregó que “al ser una técnica mínimamente invasiva, no se puede realizar en alguien con un sobrepeso extremo porque no se lograrían los objetivos”. En ese caso, la persona estaría “para una lipo convencional, que es con cirugía”.
Estar bien.
Una de las creencias más frecuentes con las que las personas llegan al consultorio es que si se realizan un tratamiento con bótox o ácido hialurónico, cuando dejen de hacerlo se les va a “caer la cara”, contó Chaparro. “Cuando vienen por primera vez tienen miedo de tener que ser esclavos de ese tratamiento, pero no funciona así”, afirmó.
De hecho, “el bótox sirve como efecto preventivo”, así que si no lo realizan más incluso puede que las líneas que estaban antes no vuelvan a aparecer con la misma intensidad.
En cuanto al ácido hialurónico, al reabsorberse siempre “queda un residuo” que se acumula, por lo que uno nunca va a estar peor de como estaba antes.
Para Muhlethaler, la medicina estética es importante porque “verse bien es sentirse bien”. Según explicó, cuando uno se mira al espejo y está feliz con lo que ve, el sistema nervioso central estimula la producción de neurotransmisores que generan bienestar. “Esa es la neurofisiología del placer”, indicó.
Fuente: El Pais